Lo nuevo de Inès de la Fressange para Uniqlo
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Es imposible no ser fan de Inès de la Fressange, el icono de la elegancia parisina, que una vez más (y ya van 10) firma una colección femenina asequible para la cadena japonesa Uniqlo y debuta con moda infantil
Inès de la Fressange fue pionera en salir a la pasarela sonriendo. Y se ganó al público. Su cadencia descreída y divertida la hizo popular porque era diferente al resto de compañeras, serias y profesionales. Ella no se tomaba la profesión muy en serio porque no le resultaba en absoluto creativa. Ella iba para artista (quería ser psiquiatra y pintora, y estudiaba Bellas Artes) pero su metro ochenta de altura y su elegancia aristocrática la lanzaron a un mundo donde llegó a ser la primera gran top internacional francesa antes del boom de las supermodelos. Empezó en este mundo de manera provisional para conseguir un dinerillo propio, pero a los 18 ya hacía fotos con Oliverio Toscani para Elle y conseguía su primer contrato con Thierry Mugler.
Musa de Karl Lagerfeld, que en 1983 la convirtió en la primera embajadora de Chanel durante 7 años y la lanzó a la fama global, se significó siempre en la lucha contra el estereotipo machista que considera las modelos poco más que chicas guapas, en dieta permanente y sin nada que decir: «¡No hablamos porque no nos pagan para hablar, al igual que un cámara de televisión tampoco lo hace!», decía en sus entrevistas televisadas. Hija de unos marqueses cultos y despreocupados, con su cabello corto despeinado, ideas progresistas, refinamiento y inteligencia, la modelo se convirtió en un icono de la elegancia francesa y lo sigue siendo a sus 61 años recién cumplidos, que parecen 30. Dice que duerme mucho pero odia el botox.
Inès encarna la parisina por excelencia (su guía Le Parisienne, fue un éxito en el 2011) con un estilo distinguido y mundano a caballo entre la bohemia y la burguesía, de base natural y toques andróginos que la firma japonesa Uniqlo encapsula desde hace 10 temporadas en unas colecciones a buen precio súper buscadas. La de este verano en la tienda de Barcelona voló rápidamente, y ya está en las perchas la nueva de otoño-invierno, donde no faltan piezas ya clásicas, como sus vestidos camiseros y blusas de lunares, que a mí me encantan y no pasan de los 50 euros.
Dice Inès que una de las claves de la elegancia chic es saber combinar los básicos sobrios con toques sofisticados que llamen la atención (unos vaqueros con sandalias planas de pedrería o un vestido de noche con un cesto de mimbre) pero en Uniqlo sobre todo encontraréis la primera parte del juego: piezas de fondo de armario como gabardinas (el primer día ya fueron un éxito), blazers,
pantalones masculinos, faldas de tweed de aires setenteros, un nuevo abrigo boatinado en azul marino, un tono que según Fressange, casa perfectamente con el negro …
Será trabajo vuestro saber combinar entre lo expuesto, y también con piezas clave de otros estilos. Que no se note que queréis ir a la moda. Por ejemplo, cuenta Inès que cualquier pieza militar combinada con joyas antiguas queda bien.
Como si se hubieran colado de manera casual. Y una camiseta sencilla con un pantalón sastre. Porque una de sus claves es sin duda la androginia, saber jugar con las piezas del armario masculino, como las camisas de cuadros que llevaba ella misma de joven, y el zapato plano (si es de Roger Vivier, la firma de las grandes hebillas que representa muy a gusto, mejor)..
Si pasas de los 40 cuenta Inès que te puede quedar genial un collar largo que alegre un discreto jersey de cuello redondo. Es uno de los consejos que daba en su buscada guía de estilo, y en la colección wf1819 encontramos algunos con ese cuello pero también otros con cuello alto muy apetecibles. Este confortable diseño está en rosa, color fetiche de Fressange.
Tiene claro que cuando vas sumando años disfrazarse de jovencita no te hace más joven (al contrario, «esconder la edad envejece»). No recomienda la minifalda (como Carolina Herrera) pero tampoco quiere que se renuncie a dar un toque sorprendente y divertido al look. Por ejemplo, ponerse un broche en la cadera. Que tal esta cazadora de pana de cuello mao? Sencilla, moderna y con un twist diferente.
Su ropa está pensada para vestir con su sonrisa confiada y pícara, como sudadera sporty combinada con una falda de pata de gallo.
De nuevo, la mezcla como base. Como unir el low cost con las piezas caras; la sofisticación con el descaro y la libertad para encarnar la modernidad distinguida. Dice que ser parisina es un estado mental. Un «estado de ánimo» que va más allá de la ropa y del espacio donde te muevas, y que su ropa es un reflejo de sus gustos, deseos y prioridades.
En esta colección incluso hay confortables pijamas,
y por primera vez, una colección infantil, que se inspira en la femenina. Un sobrio minime para niños y niñas.
Las líneas maestras del diseño Fressange encajan a la perfección con la simplicidad de la que hace gala la cadena japonesa, que aterrizó el año pasado en la ciudad y busca arraigarse no sólo vendiendo ropa.
Como han hecho con el Moma y la Tate Modern, desde marzo colaboran con el Macba haciendo posible el acceso gratuito de los ciudadanos los sábados por la tarde y organizando experiencias diversas para fomentar el arte y la cultura entre todos los públicos. Ha habido talleres, charlas, conciertos (como el del británico Luke Fowler y el de la banda mallorquina Papa Topo) y también una masterclass de yoga conducida por la modelo yogui Veronica Blume que reunió este agosto un centenar de personas.
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