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La Maléfica de Angelina Jolie es la última encarnación moderna en el cine
de mala de cuento clásico
Desde hace un par de años los cuentos se han incorporado a la ficción visual de manera natural. La última propuesta ha sido Maléfica. Esta revisión de la Bella Durmiente cede el protagonismo a la mala de la narración que da nombre al film y que protagoniza Angelina Jolie. No es la primera actriz de renombre que encarna una bruja de cuento infantil. Les hace ilusión reencontrarse con las historias que leían cuando eran pequeñas, ver cómo reaccionan sus hijos o simplemente se toman como un reto asumir una visión renovadora y contemporánea de estos personajes tan oscuros como fantásticos. Porque las revisitaciones, con el sello personal de sus realizadores,ponen al día los roles de las brujas y madrastras, tanto como el de las jóvenes y edulcoradas princesas en problemas.Desde los años setenta ya existe un cuestionamiento de estos papeles reduccionistas que infantilizan las chicas o demonizan a las mujeres mayores.
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Feministas como Simone de Beauvoir pusieron la cuestión sobre la mesa y la factoría Disney fue la que salió más perjudicada por haber implantado arquetipos más que conservadores en unos cuentos que ya llegaban higienizados por los traductores anglosajones de los hermanos Grimm. «Muchos de estos relatos nacieron en una Europa analfabeta, pobre y negra, con asesinos y violadores en el bosque», recuerda Pablo Berger, autor de una Blancanieves (2012) muda y en blanco y negro que homenajeaba a Murnau y a Browning. Maribel Verdú es una madrastra de nombre Encarna en una Sevilla de principios del siglo XX. En su vestuario, firmado por Paco Delgado y alabado por firmas de moda de prestigio como Loewe, que hizo una exposición, no faltaban velos, encajes ni mantillas.
La actriz disfrutó tanto haciendo de mala en un film rompedor como Angelina Jolie lo ha hecho en otro familiar con un presupuesto de más de 100 millones de dólares.
Hace pocas semanas que está en cartel esta visión Disney, dirigida por Robert Stromberg, del clásico de Perrault que nos quiere explicar por qué el corazón de Maléfica, una bella joven con alas negras, se vuelve duro como la piedra. Su look marca una personalidad tenebrosa en la línea gótica que preside mayoritariamente las visiones contemporáneas de los cuentos de hadas. Jolie dará miedo desde el rostro hasta la punta del pie. Dice la actriz que el vestuario ha dejado aterrados a sus hijos. A todos menos a la pequeña Vivienne, que por eso, por su valentía, fue escogida para participar en el filme.El equipo de diseño, comandado por Anna B. Sheppard (La lista de Schindler y El pianista, con nominación a los Oscars ambas) se basa en el personaje creado por Marc Davis para el film de animación de 1959, «pero la hemos hecho más
bella «, afirma. No faltan las capas con pieles artificiales y las ropas potentes con formas voluminosas de colores similares a la original; los grandes collares (poderosos, femeninos y orgánicos), y sobre todo, el rasgo más característico, los cuernos.El especialista en efectos de maquillaje Rick Baker sólo quería enmarcar el bello rostro de la actriz con cuernos y puntiagudas orejas, pero la actriz buscaba algo más y por ello se la dotó de unas mejillas marcadas, «unas aplicaciones muy pequeñas que en el filme se ven mucho más grandes «.
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Todos los retoques suponían cuatro horas de trabajo que Angelina soportaba con mucha paciencia. «Los cuernos los hicimos lo más cómodos posible, ligeros y estrechos, de resina.» Al fin, ni turbantes ni velos, tan sólo recubrimientos de piel de pitón y de pescado que provenían del bosque de manera natural. Se buscaba el mismo punto salvaje que en los zapatos, elegantes pero con tacones que parecen huesos.Jolie se implicó tanto que incluso diseñó las lentes de contacto en los mismos tonos que el maquillaje: amarillo, verde y azul. También se ha asociado con Stella McCartney para lanzar una colección de ropa infantil inspirada en Maléfica con un objetivo benéfico.
La Maléfica de Jolie se muestra bella y siniestra; Charlize Theron, haciendo de madrastra a Blancanieves y la leyenda del cazador (2012), radiante y dorada al principio y fantasmagórica a medida que aumenta su locura. Va del dorado al negro en magníficos diseños de inspiración histórica ideados por Colleen Atwood (Oscar por Alicia en el país de las maravillas, Memorias de una Geisha y Chicago). Actualiza la imagen de la Ravenna de la popular versión de Disney de 1937, que se inspiraba en Joan Crawford (obtuvo un Oscar honorífico y 7 en miniatura dedicados a los 7 enanos). La visión adulta de Rupert Sanders presenta una Blancanieves (Kristen Stewart) guerrera, con armadura y espada.
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Nada que ver con la parodia humorística familiar que hizo Tarsem Singh el mismo año en Mirror, mirror. El punto de vista es el de la pérfida madrastra que protagoniza Julia Roberts. Sus vestidos, ideados por Eiko Ishioka, se adaptan a la iconografía clásica de una reina de cuento de hadas, con grandes y suntuosas faldas de confección barroca. «Los trajes eran auténticas arquitecturas con corsé. Necesitaba 20 minutos para vestirme y me ayudaban a tres personas «, dice la actriz, que asegura que se divirtió mucho «porque no había ninguna realidad en que basarse para construir el personaje «.
También resulta muy interesante el vestuario de la original serie Érase una vez, que juega con los personajes de los cuentos en la ficción y en la realidad contemporánea. Lana Parrilla es la madrastra de Blancanieves, de negro siniestro en el mundo fantástico, y, en el mundo actual, es Regina, vestida para ejercer de alcaldesa del pueblo de Storybrooke. Un personaje complejo, con sentimientos maternales profundos dentro de una serie que es un ejemplo claro de actualización de las narraciones clásicas.
Los cuentos se entienden con la pasarela
Los estilos de los personajes de cuento actuales a veces se inspiran en los trajes más principescos de la alta costura, y los mismos diseñadores beben de las narraciones clásicas (Oscar de la Renta es uno de los más exquisitos), pero lo más habitual es que los creadores de vestuario busquen ideas en las pasarelas de los nombres más arriesgados de la moda contemporánea. El punto gótico, oscuro y siniestro de Givenchy, la sensualidad romántica de Valentino o el sabor medieval con toques rústicos de Alexander McQueen (ahora comandado por Sarah Burton) se reflejan en el cine en el armario de Charlize Theron y Angelina Jolie.
En la serie
Érase una vez, la caperucita roja es una campesina con capa roja en la fantasía, pero en el siglo XXI se llama Ruby y lleva pintalabios y pantalones cortos rojos. También viste pamelas y pantalones estrechos de cuero negro con blusas anchas rojas de los años setenta de Yves Saint Laurent, un estilo que reivindica su seguidor en la firma, Heidi Slimane.