Sita Murt, una luchadora en un mundo de hombres
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Recuerdo a Sita Murt sentada en una de sus tiendas de Barcelona, justo cuando estaba a punto de llegar la crisis que la obligaría a entrar en concurso de acreedores, recordando sus inicios en el complicado mundo de la moda. Para ella fue más que un reto. Fue una necesidad vital. Tenía 38 años cuando su marido, Antonio Esteve, la dejó viuda con una fábrica textil en Igualada que daba trabajo a 80 personas. Sita, que había trabajado a su lado desde su boda, conocía un poco el negocio, y no se arredró. A pesar del dolor, miró a sus niños y su espíritu batallador se impuso. Tenía cuatro hijos, todos nacidos antes de cumplir sus 25. Con la ayuda de su suegro (el negocio lo inició el abuelo de su esposo) tomó las riendas de la gestión de la empresa. Y no fue fácil. Aunque nos parezca mentira, la sociedad del 1984 todavía era muy machista y no entendía que una mujer estuviera al frente de un negocio. «Y menos si eras joven y guapa», me contaba Sita aquella tarde de hace dos años. Cuando hablaba de números con los clientes todos le seguían la corriente y al terminar la charla le decían: «Muy bien nena, ahora que salga tu jefe». Ella se ponía seria y se hacía respetar. Era la jefa, les gustara o no. Tenían que aceptarlo. «Mi soporte era la gente que confiaba en mí», recordaba. Y consiguió su objetivo. No solo sacó adelante la empresa si no que también supo renovarla y llevarla al siglo XXI. Ahora la hemos perdido, pero su espíritu emprendedor y la amabilidad que la caracterizaba son eternos.
Nacida en el 1946, a Sita (diminutivo de Carmencita, en catalán) siempre le gustó la moda. Su padre tenía una fábrica de curtidos y ella jugaba de pequeña a inventar vestidos con telas y restos de pieles. Su sentido de la estética priorizaba la elegancia y la calidad sin renunciar a la modernidad. Decía que un jersey no debe tener tres mangas. «Incluso cuando la excentricidad en la pasarela estaba en su momento álgido yo no dejé nunca de hacer cosas llevables y confortables. La mujer pide prendas bonitas que la favorezcan «. La diseñadora murió la madrugada de ayer a los 68 años a causa de un cáncer que padecía desde hacía un tiempo. A pesar de la enfermedad, en el último desfile 080 de Barcelona, en julio, aseguraba que se encontraba muy bien, y exhibía su fuerza y amabilidad de siempre. El comunicado de la compañía Esteve Aguilera SA cogía por sorpresa al sector textil: «Sita deja un vacío difícil de llenar: Su energía, su simpatía, su actitud de vivir todos los momentos con intensidad, los buenos y los malos. .. nos acompañará siempre «, apuntaban en el escrito. Porque esta diseñadora y empresaria, pequeña y dinámica, era un ejemplo de coraje y trabajo constante, que ha sabido dejar buen recuerdo allá por donde ha pasado. Es así.
Valiente como era, no sólo sacó adelante el negocio de punto, sino que lo modernizó introduciendo piezas de ropa y un diseño muy joven. Entendió que su nombre debía convertirse en logo de la marca e inició la expansión de la firma. El relaciones públicas Álex Estil·les (XXL), que estuvo a su lado en estos años de renovación, la recordará por encima de todo «como una persona muy humana y entrañable, era un cielo.». Una opinión muy extendida en el sector.
Sita Murt desfiló en la pasarela Gaudí desde el 1989, pasó también por Cibeles donde ella y su hija Isabel fueron acogidas por un buen número de clientas famosas.
En enero de este año volvió a Barcelona, a la pasarel·la 080.Lo hacía después de haber superado el concurso de acreedores. Se presentó en mayo del 2013 con una deuda de 5,7 millones de euros. La crisis había afectado la empresa, al igual que lo hizo con otras marcas que ofrecen buena calidad sin ser firmas de alto lujo a unos precios que no pueden competir con las cadenas de moda. «No es lo mismo comprar el hilo en Italia que hacerlo en Taiwán»,aseguraba la creadora, que no se mostraba nada beligerante con la competencia: «Creo que hay lugar para todos pero el sujeto de una cadena es la moda, el nuestro, es la mujer «, decía. Una mujer «femenina, romántica, trabajadora, independiente y siempre con un cierto nivel cultural».
La empresa se reinventó y reestructuró tras unos años en los que había logrado un crecimiento espectacular, con expansión internacional incluida y la apertura de más de 20 tiendas. «Tener tiendas propias nos permite estar cerca de la compradora. Yo las escucho cuando comentan lo que les queda bien, lo que engorda… Luego lo explico al taller de diseño», me contaba y confesaba que había introducido savia nueva en el departamento de diseño: «La moda se rejuvenece, las mujeres de 50 no lo aparentan (mira Meryl Streep! y nosotros hemos de seguir el ritmo. Los jóvenes nos aportan otra mirada que se nota en el estilo, el corte, la manera de combinar les piezas…». En 2010 inauguraron una en el bohemio barrio de La Marais, en París, con Victoria Abril como madrina. Recuerdo aquel día como un regalo. Sita llevaba una chaqueta barroca preciosa.
Con su optimismo habitual, Sita salió adelante y no dejó de presentar nuevas colecciones cada temporada. La última, en julio, mostraba una mujer delicada en tonalidades blancas con toques anaranjados. Ropa fina, amplia y etérea. La veremos por las calles en verano. El punto sigue muy presente: «Es nuestra identidad, procedemos de allí y no lo olvidamos. Siempre hemos investigado mucho en este campo «. La línea se llama «de ahora en adelante». Y adelante seguirán los hijos de Sita con su mismo espíritu. Hoy en día Iago, Isabel, Toni y Albert ya son la cuarta generación que trabaja en la empresa. «Delegar me permite estar más tranquila», decía Sita recientemente. Pero necesitaba dar el último vistazo a todo. Aunque no esté, siempre nos inspirará.
El mejor homenaje es mostraros los diseños de la última colección, la que llevaremos el próximo verano. Se presentó en julio en Barcelona:
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