El gran futuro del restaurante Somiatruites de David Andrés
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Aprovecho que esta semana el barrio del Rec de Igualada se llena de moda y vida por el festival de ‘popup stores’ más grande de Europa para contaros como me gusta y qué se come en el Somiatruites, el restaurant que dirige el chico ‘Forbes’ David Andrés y que ahora proyecta sumar a su oferta gastronómica un hotel innovador firmado por su hermano Xavier
No hace más de cuatro años que conozco a David Andrés y no deja de sorprenderme y de darnos noticias agradables. El chico que dejó el hockey de élite y la carrera de arquitectura para sumergirse en los fogones con pasión y sin horarios, aprendió de Xavier Pellicer y creció mano a mano con Jordi Cruz en Àbac, donde es jefe de cocina. No solo se ha quedado a las puertas de ser nombrado mejor cocinero del año en el concurso San Pellegrino, sinó que su actitud humilde y el fair play que demostró en el concurso hizo que un mandamás de Forbes se fijara en él, y la revista acabara nombrándolo como uno de los 10 menores de 30 años con más potencial de liderazgo del año en Europa. Toma. Todo un premio para un chef de Igualada que, si algo tiene claro, es que quiere devolver a su ciudad «la infancia y adolescencia que me dió», y por ello, aunque él se siente a gusto en la alta gastronomía, hace cuatro años abrió el Somiatruites, un restaurant de cocina fresca y económica adaptado a un público que ha sufrido con fuerza la crisis, y también al barrio que lo acoge, el del Rec, lleno de antiguas fábricas de piel hoy en gran parte, abandonadas.
El edificio donde se encuentran es una de ellas que su hermano arquitecto Xavier («dejé arquitectura al compararme con él, con sus notas y su vocación», cuenta David) ha remodelado sin perder el estilo industrial y la piedra original.Es amplio y muy potente. Ahora irán un poco más allá y, haciendo gala del espíritu emprendedor que premió Forbes, construirán un hotel de dos pisos y medio con 8 habitaciones de diseño innovador, que estará listo el año que viene. «Tenemos como referente los pabellones de Les Cols, una arquitectura abstracta y a la vez confortable y transformable», me cuenta Xavier, que piensa en crear habitaciones que sean más una sala de estar que un lugar para dormir. «La cama de día subirá el techo y desaparecerá porque si me viene un alto ejecutivo francés quiero que esté cómodo y pueda trabajar ámpliamente», dice el arquitecto que, aunque el restaurante se llame así, él no es un soñador sin futuro (eso más o menos quiere decir Somiatruites).
Igualada es una ciudad pequeña que está saliendo de la crisis gracias a su apuesta por la alta calidad, por ejemplo en la elaboración de piel que compran firmas de alto lujo como Louis Vuitton y Ferrari, y ahora el tráfico de clientes de nivel importante es constante, a pesar de haber pocos hoteles. También hay una importante fábrica de globos aerostáticos, compradores de firmas como Sita Murt …
Cuando hace 4 años los dos hermanos iniciaron el restaurante ya tenían en mente ir más allá, pensando en ellos en la recuperación de todo un barrio con un gran patrimonio industrial de curtidurías abandonadas que se podía perder. El festival del Rec.015, que se ha hecho estos días, también ha sido desde 2009 una herramienta muy potente de dinamización de la zona. Mientras dura hay colas en la puerta del Somiatruites para comer.
«Creemos que si un plan urbanístico hoy en día dijera que se puede vivir, la gente no vendría por ser zona de fábricas y talleres, aunque ahora ya no hay olores desagradables porque todo es muy tecnológico, pero si poco a poco vamos creando servicios, como el hotel, después llegarán las oficinas y finalmente las viviendas «, opina Xavier. «Hemos trabajado muy duro y hemos tenido la gran suerte que Igualada ha aceptado muy bien el Somiatruites y podemos seguir creciendo», dice David, que se define a si mismo como trabajador y supercompetitivo. Yo añadiría que es muy buena gente, amable y con opiniones sabias. La excelente cocina del restaurante, con un precio de menú de 15 euros, conjuga tradición y modernidad con el toque personal de David. No tiene estrella Michelin porque es demasiado barato: «Nos dieron el Big Gourmand que es lo máximo a que podemos aspirar con nuestro menú. Para mi es más que una estrella», cuenta David que valora mucho el producto. «Tenemos cerca material excelente y además podemos aprovechar todas las técnicas que hemos aprendido gracias a la revolución de El Bulli», me dice mientras recuerdo que en uno de los concursos San Pellegrino elaboró unas alcachofas a la brasa super tradicionales que acababan siendo un plato extemadamente técnico porque hacía una cuajada en el momento dentro de la alcachofa. En el menú del Somiatruites la cocina es informal pero la originalidad está presente. En el menú que ofreció durante la semana del Rec.015 ofrecía de primero, a escoger, una trilogia de humus ( garbanzo, zanahoria y remolacha) con nachos artesanos, Setak tartar de fuet con pa i tomàquet líquid, ceviche vegetal (pepino, tomate, aguacate y cebolla)
y rillete de salmón con crema de celeri ahumado. ( «Hemos contado a muchos clientes qué es el celeri, nos encanta hacer pedagogía).
Entre los segundos, a escoger entre una tarrina de ternera con parmentier de espárragos verdes y ruca, un bacalao con pico de gallo, judías y tomate, un pollo rustido con pasta, tomate seco y alfábrega, y un mar i muntanya de botifarra y langostinos con toques orientales genial:
De postre, sopa de melón y lima kefir con gelatina de coco, las natillas de chocolate con mini chipsahoy
y el bello huevo frito del Somiatruites, un cheese cake:
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