Ángel Llàcer estrena La jaula de la locas
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Ángel Llàcer dirige y protagoniza La jaula de las locas en el Tívoli, una obra de Jean Poiret que se estrenó en 1973 en París y que se mantuvo en escena durante quince años consecutivos, con la subsiguiente película, segundas y terceras partes del film y la réplica americana. Algo tendrá el agua cuando el público la bendice eternamente. La clave, una gran comedia agridulce que descubre el lado humano de una veterana pareja de homosexuales, propietarios de un cabaret de drag-queens. Orgullosos de ser lo que son, nos los muestran como unos padres entregados, dispuestos incluso a sacrificar su identidad cuando el hijo les comunica que se casa con la primogénita de un dirigente de ultraderecha.
El film, Vicios pequeños (interpretado en 1978 por Ugo Tognazzi y Michel Serrault, pareja de Poiret y también actor en el teatro), en nuestro país fue un canto de libertad que rompía con clichés y alejaba prejuicios cuando apenas abandonábamos los corsés del franquismo.
Llàcer retorna ahora a aquel espíritu de apertura mental en un tiempo de retrocesos «como la subida de la extrema derecha y las condenas a los raperos». Cuando su personaje Zazá, obligado a desaparecer para evitar conflictos con el futuro suegro, entona Soy lo que soy, el teatro aplaude con ganas. Es un himno a la tolerancia que en esta versión pisa incluso más fuerte que en la película, porque ahora la divina Zazá no es tan depresiva como lo era en 1979.
Llàcer la dota de personalidad y comicidad, sin caer en el histrionismo. Ivan Labanda, la pareja y padre biológico del hijo, es también más amable de lo que lo era en el filme. La nueva versión de La jaula de las locas es moderna, rápida y próxima a una generación que sabe qué es el día del orgullo gay.
La primera parte es la que contiene más números musicales y la segunda, la clave comicodramática, resuelta con muy buen tono. Llàcer / Zazá, que en su estreno jugó con Ada Colau, Elsa Artadi y su propia madre, tiene claro que la reivindicación no elimina el gusto por el vestuario. En verano lo hicieron desfilar por una pasarela en la terraza de un hotel cool, como promoción previa del espectáculo. Encontramos de todo: estilos al modo de Marilyn, Dietrich, RuPaul, Bimba Bosé … Modernidad loca en el Tívoli.
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