Isabel Preysler inaugura la nueva joyería Rabat
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Vestida de Elie Saab, con dos anillos impresionantes de brillantes, un Rolex, un clutch de Swarovski y unos pendientes en forma de candelabro de oro blanco, llegó Isabel Preysler a la inauguración de la tienda de Rabat en medio de una multitud tan grande de cámaras y reporteros que sobrepasó las previsiones de los organizadores. Todo el mundo quería unas declaraciones de la reina de corazones, que, cuando ya ni ella misma se lo esperaba, según dice, se ha vuelto a enamorar, y además lo ha hecho de todo un premio Nobel.
Jordi Rabat y su mujer Eva, Esteve y Rosa con Preysler |
Con una amabilidad a prueba de bombas, y rodeada de guardias de seguridad, habló un poco en el photocall, pero enseguida se la llevaron hacia dentro, donde los cientos de asistentes al evento social del mes levantaban los teléfonos móviles para capturar el momento. Durmió en el hotel Majestic i vino sin Vargas Llosa, que ha iniciado los cursos que tenía previstos en Princeton. «¿Tienes pensado ir pronto a verlo a Nueva York?», le preguntamos en un momento cazado al vuelo. «Todavía no, yo vivo en Madrid», dijo, y sin perder la sonrisa soltó una pequeña queja: «Es excesiva la expectación que levantamos, quisiéramos más tranquilidad.» Incluso The New York Times se hizo eco de manera crítica, y esto no gustó al escritor. Es lo que tiene escribir la civilización del espectáculo y salir con la reina del couché. «Se han dicho cosas serias y otras que no. Yo no puedo permitir que me afecte lo que se cuenta, solo me preocupan los míos». Y los suyos, bien, gracias.
Isabel con Tito Rabat, hijo de Esteve |
Las declaraciones de Preysler eran esperadas, pero atención porque la firma joyera asegura que la diosa de la frivolidad, que hace años que vive de representar firmas y de explicar su vida, no cobra nada. No es ni imagen ni embajadora. Estaba en calidad de amiga especial, como también lo fue en la apertura de la tienda de Valencia. Ya encontrarán alguna manera de compensar tanta generosidad. Igual le compran una remesa de cremas de su marca, que, según me cuenta, van muy bien de ventas.¿Que joya prefieres?, le pregunto pensando que tal vez me diga algún anillo o pulsera con carga sentimental. «Yo creo que los pendientes es lo que mejor queda en una mujer», dice tocando los suyos con suavidad. Cuando habla es hipnótica.
Preysler consiguió que todo el mundo se hiciera eco de la joyería Rabat, aunque en sí misma ya merece toda la atención. Ocupa la casa Codina, construida en 1898 por Antoni Rovira, y era donde vivía la hermana de Ramon Casas. Un edificio anexo a la casa de los padres del pintor.
La fachada posterior era de madera con grafías en los cristales, ahora se ha renovado modernizándola |
Sergi Arola con su pareja, Silvia Fominaya |
Son cinco pisos; Ambos están abiertos al público y decorados con un presupuesto de cuatro millones con mucho dorado -por lo del oro- por Eva Palao, la hermosa mujer de Jordi Rabat -que hace tres semanas ha tenido su segunda niña-, y Estrella Salietti, que explica cómo le
ha gustado recuperar puertas de hierro forjado y encontrar un fresco de Casas en una de las paredes. La remodelación ha devuelto esplendor a los estucos de los techos y ha jugado con los espejos. No era fácil unificar estéticamente un espacio donde conviven diferentes corners de marcas relojeras.
Lluís y Sandra con Montse Dalmau, de Loewe |
Astrid Klisans llegó en un Andrew G.N negro con plumas y nos contó sus avatares grabando el vídeo subido de tono del último trabajo de Carlos Baute. «Yo les dije a mis padres, no sufran, mejor que haga esas cosas conmigo que con otra, no?», contaba feliz. Ella sí que estuvo rato charlando en el photocall. Eligió el negro también Ona Carbonell. Nandu Jubany sirvió un catering genial, como siempre.
Con el bar detrás |
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