Culture, Fashion

Un baile de máscaras diseñado por Lacroix en el Liceu


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 Christian Lacroix firma el vestuario de la nueva producción del Liceu en el 20 aniversario de su reapertura, Un ballo in Maschera, y no me lo he querido perder. Os enseño de cerca los mejores diseños de una de las grandes agujas de la alta costura. Combinan historicismo con modernidad salvaje

 

 Es una pena que los espectadores no puedan subir al escenario del Liceo para compartir baile con los intérpretes de Un ballo in Maschera, y así poder observar de cerca las filigranas de los vestidos femeninos que firma Christian Lacroix.
  

Foto: A. Batlle

 Tejidos de diferentes materiales se cruzan con pedrería, puntas finas, gasas y lentejuelas dando vida a unos diseños impactantes de difícil clasificación.
  Algunos te recuerdan a Josefina Bonaparte y otros a Isabel I de Inglaterra. Hay gorgueras ornamentado levitas y pelucas versallescas.
 
  «No podemos definir este vestuario porque hay toques alocados y de diferentes épocas con una base muy contemporánea», me explica Javier Sanz, responsable del proyecto de sastrería un par de horas antes de que se suba el telón. Las planchadoras acaban de dejar impolutas las levitas plateadas masculinas del coro:
 Hace tiempo que la ambientación de las óperas ha dejado de depender del siglo en que fueron escritas, y en este caso, los personajes de Verdi viven en un mundo estético oscuro y misterioso básicamente dividido en dos ámbitos, el del pueblo: los pescadores visten jerséis de lana, faldas arramangades en tonalidades discretas. Y el festivo, que juega con los dorados y los plateados, y que permite que se luzca a fondo la fantasía del maestro de la alta costura de Arlés, que adora hacer vestidos singulares y lujosos siempre con influencias culturales. Los cantantes interpretan por igual a gente del pueblo como a señores en el baile:
 
 Recargado y artesanal, Lacroix siempre ha estado más cerca de la alta costura que de la ropa de calle. En 2009 tuvo que cerrar su firma por problemas económicos y desde entonces se dedica al diseño de vestuario de ópera y en colaborara con marcas como Desigual. En la temporada 2015-16 ya se vieron sus diseños en el Liceu en la producción I Capuleti e I Montecchi.
 

Los pijamas de los niños que aparecen en la obra después de la plancha

 Un ballo in Maschera es una producción del teatro Capitol de Toulouse i el Staatstheater de Nuremberg. 
 
 Con la jefa de sastreria, Cristina Fortuny, entro en los vestidores de los actores para ver las piezas más ricas de la obra a punto de ser vestidas: 
 Por ejemplo, un vestido de amplia falda en tono crudo que lleva un collar de grandes piedras incorporado, ( «porque Lacroix prescinde de la joyería, sus vestidos ya son una joya») en el que se mezcla un tejido iridiscente en beige con estampación bordada de grandes flores negras combinada con tul relleno de lentejuelas. Este diseño es nuevo porque a Cristina le faltaba tejido del mismo tipo que el de la levita del protagonista y la encontró en el vestido. Una prueba del mestizaje de la ropa. «Lo desmonté, así que, con el asistente de Lacroix lo hemos rehecho de nuevo de otra manera», explica.
  
 Porque, a pesar de que las piezas llegan al Liceu ya elaboradas, una de las tareas básicas de sastrería es adaptarlas a los cantantes. Ya sea el tenor o el coro, al que han tenido que igualar las longitudes de los vistosos abrigos para que no se vieran descompensadas desde las butacas.
 Una tarea que Cristina y Javier hacen antes del estreno. Una vez la obra funciona, el trabajo se concentra más en retocar los posibles desperfectos ( «a veces se pegan durante la función») y sobre todo en planchar todo lo que se arruga. «Por suerte esta obra es bastante tranquila», ríen los dos expertos en sastrería.
 Un baile de máscaras narra el enamoramiento entre Ricardo y Amelia, casada con Renato, y cómo todo ello culmina en tragedia. La protagonista viste fuerza sobria y elegante como corresponde a su clase social. Aunque también viste un moderno e iridiscente chubasquero que podría salir directamente de una pasarela actual de Miu Miu.
 Destaca el traje hecho en el Liceo de la bruja Ulrica, a quien la protagonista recurrirá para pedirle un antídoto contra el enamoramiento y que predecirá la muerte de Ricardo a manos de Renato. «Es una pieza que dice mucho del personaje, un ser enigmático, salvaje y al mismo tiempo terrenal», dice Javier Sanz de un vestido negro desestructurado que mezcla drapeados y flecos con bordados y encajes. Una pieza de gran modernidad que se complementa con blondas en la cara a modo de tatuaje y un peinado alto también muy salvaje.

Foto: Javier Sanz

 «Una parte importante del estilismo son las pelucas, muy altas y trabajadas», explican mientras contemplamos auténticos templos de pelo al nivel de los que llevaba María Antonieta pero con toques muy contemporáneos. Una aparece rasurada estilo punk y otra completamente en punta como si a su propietario le hubieran dado un susto de muerte.
 
 Las lucen por igual mujeres y hombres, y 7 de estos también llevan traje femenino en el baile final.
 También muy moderno es el vestuario del paje Oscar, un personaje frívolo un punto travestido a quien Lacroix viste con unas mallas estrechas plastificadas y una minifalda de encaje. Es el tercero por la izquierda:
 
 De los vestidores nos vamos al escenario donde los operarios prueban la gran lámpara de la escena del baile, y vemos como todo ya está preparado para la llegada de los intérpretes. 
 
 
 
 

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