Culture, Fashion, People

Pierre Cardin, un icono en el teatro

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Parece mentira que Pierre Cardin tenga 94 años. Su cerebro funciona a la perfección y su mirada continua siendo la de ese joven inquieto, amante de las artes, que se lanzó a vestir la calle de los sesenta con minifaldas y texturas espaciales. «He sido excéntrico, pero ahora se podría decir que soy un clásico; no quiero parecer ridículo vistiendo como un joven», nos contaba en su reciente visita a la pasarela 080 de Barcelona, donde ya estuvo dando una masterclass hace 4 años. Entonces hablaba de la vida y de la moda a jóvenes alumnos. Ahora quería hacerlo de teatro.

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Imagen de un desfile de 2012

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Colección icònica inspirada en Star Trek

Cardin ha venido a presentar la obra teatral Dorian Gray: la belleza no tiene piedad, una pieza que produce y que también viste, «con unos diseños que reflejan conceptos como nunca o nada, ya que lo que realmente importa es el alma». Cuando le preguntas si entiende la resistencia a envejecer del protagonista de la obra de Oscar Wilde, el veterano diseñador dice que nunca ha tenido este problema: «Soy lo que soy; no me da miedo. He encontrado la felicidad en el equilibrio de mi vida y de mi edad. »

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El creador de fascinantes diseños en la era de los sesenta, el gran costurero pionero en el prêt-à-porter y el rey de las licencias, no quiso repasar su trayectoria de 70 años en el mundo de la moda para hablar más del escenario. Cuenta lo que quiere y como quiere, pero siempre educado y salpicando la conversación de referencias culturales. Es un divo, es rico, y podría dejar de trabajar pero no quiere hacerlo, quiere seguir con sus pasiones. Asegura que en esta obra ha elegido los actores por su talento, el mismo motivo por el que tiene a su lado como mano derecha a su sobrino Rodrigo, pianista y arquitecto, «que ha tocado en todos los teatros y tiene un don especial». Rodrigo, con una llamativa corbata naranja de Cardin, es guionista y director artístico de la obra musical, que se ha visto en La Fenice, y «después tenía que venir a una ciudad como Barcelona», donde sólo se hizo una representación en la sala grande del Teatre Nacional de Catalunya, sede de la pasarela en esta edición. El mérito ha sido en gran parte de la relaciones públicas Sandra Araquistain, que ha trabajado durante meses en un proyecto que la 080 ha acogido con los brazos abiertos.

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Cardin hace 55 años que trabaja en los escenarios con compañía propia, aunque ha reconocido que, sin la moda, nunca habría podido hacer teatro. Con un cerebro privilegiado y maneras de caballero, Cardin nos recordaba los tiempos en que trabajó con cineastas como Jean Cocteau (vestuario de La belle et la bête , 1946) y Orson Welles (vestuario de Jeanne Moreau para Histoire immortelle, 1968)

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La Bella y la Bestia 1946. Jean Cocteau

y reivindicaba la ropa de creador en contraposición con el momento actual de «desorden», en el que triunfa la copia y «la moda de estilo pobre, con desgarros en las rodillas».  Cuenta Cardin que la moda hoy es tan global que ya no existen diferencias por países aunque París sigue siendo la reina del mambo. La moda es reflejo de la vida. «La pasarela 080 es un lugar lleno de esperanza donde todos los sueños se pueden hacer realidad», aseguraba y se lamentaba del aumento del paro en el sector. «Los ricos causan los problemas y son los pobres los que pierden.» 

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A Cardin le cuesta citar alguien a quién admire porque no quiere que nadie se ofenda. Al final, opta por citar a un maestro como Balenciaga. Y si se le pregunta por las similitudes entre Melania Trump y Jackie Kennedy te cuenta que conoció a la mujer de JFK en Capri cuando era soltera, y alaba su gusto por la moda y el trabajo que daba a costureras y fabricantes. El creador nos confesó que toda la vida le hubiera gustado ser actor, admitió su amor por Jeanne Moreau y explicó que come muy poco y bebe mucho vino blanco. «Soy hijo de las viñas italianas.», decía. Dan fe los asistentes a la cena que compartieron con él en el hotel Omm, donde se alojó durante su estancia en la ciudad. 

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