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6.000 perlas de feminismo en los Oscar 2015


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Con Patricia Arquette en el escenario reclamando igualdad salarial entre hombres y mujeres en los Estados Unidos y actrices como Cate Blanchett y Reese Witherspoon encabezando la campaña #Askhermore para conseguir que los periodistas pregunten cosas serias a las actrices en la alfombra roja, se podría pensar que en la gala de los Oscar todas las damas optaron por un look discreto y reivindicativo. Nada más lejos de la realidad. Sólo Meryl Streep lució un elegante traje de chaqueta en negro en un desfile lleno de modelos joya exclusivos.

 

¿Cómo no hablar de belleza y glamour si Lupita Nyong’o aparece con un diseño confeccionado con 6.000 perlas por el antes minimalista Calvin Klein? A la presentadora de la ABC le costaba encontrar otro tema que no fuera y «Y hoy, ¿como te sentarás?».

Con el resto de damas tuvieron especial cuidado,  y Reese pudo comentar como de difícil «es ser mujer en Hollywood», casi prescindiendo de su estupendo Tom Ford.
 Precisamente el diseñador y cineasta había desfilado la noche anterior en Los Ángeles, aunque estemos en plena semana de la moda en Londres, arrastrado por el furor de los Oscar. Su desfile (en las fotos, Moore, Jlo, Ford y uno de sus diseños) se llenó de celebrities, però su amiga Julianne Moore no lo escogió para la gran noche del cine.

Si las perlas llenaron el Alexander McQueen de princesa moderna de Felicity Jones, los brillos los Versace y Elie Saab de Aniston y Emma Stone, 80.000 lentejuelas dieron vida al Chanel de Moore, confeccionado para ella en exclusiva por 27 costureras en 900 horas de taller. Valiosísimo y algo fantasmagórico, la verdad. Pero un diseño digno de ver.

No fue el único. Incluso Lady Gaga se colocó un Azzedine Alaïa de impacto que hacía historia por ser la primera vez que el diseñador participaba en los Oscar. Eso sí, lo aderezó con vinagre al combinarlo con unos guantes que fueron la diversión tuitera de la noche. Por todos lados aparecía lavando platos.

Dejó muy atrás los comentarios sobre los guantes de Amal Clooney en los Globos de Oro. Durante la gala la vimos vestida de pastelito de crema tatuado cantando el tema principal de Sonrisas y lágrimas

La imagen satírica acababa de hundir los intentos de reivindicar una causa tan justa como la de eliminar el sexismo en el cine. Las cifras dicen que las mujeres siempre pierden (ya sea por la edad en que dejan de llamarlas, por los salarios o por las responsabilidades que les otorgan), pero está claro que la forma de luchar no es aguando el gran escaparate de la industria de la moda. Las actrices, muy a menudo imagen de grandes firmas de ropa y cosmética, son las primeras en perder. Como ejemplo, Marion Cotillard, imagen de los bolsos Dior y por tanto vestida por Raf Simons.

Quizás sería más efectivo igualar haciendo preguntas de estilo también a los hombres, sobre todo ahora que ya se atreven con el esmoquin blanco (Benedict Cumberbatch), con larga cabellera y paraguas (Jared Leto) o a ir perfectamente conjuntados con su mujer, como Eddie Redmayne. La pareja se vistió de azul Alexander McQueen. «Hemos traido la lluvia de Gran Bretaña», decía uno de los ganadores de la noche. Neil Patrick Harris, que tiene casi 14 millones de seguidores en Twitter, también demostró que sabe de moda. Él y su marido.

La alfombra roja puede servir también para reivindicar la reaparición de un gran maestro como John Galliano. Cate Blanchett, una de las iniciadoras de #askhermore cuando en una gala descubrió a un cámara repasando de cerca todos los detalles de su look, lo sabe muy bien. La siempre impecable actriz  vestía una creación suya para la Maison Margiela, por cierto mucho más discreta de lo que nos tenía acostumbrados. Necesitó de un collar Tiffany para darle color. A mi me gustó mucho el día anterior, en los Spirit Awards, vestida con el surrealismo de Schiaparelli siglo XXI.

También es útil para recordar grandes modistas recientemente perdidos, como Oscar de la Renta: Sienna Miller, que faltó el frente Row de la Fashion Week de Londres, llevó un diseño de su heredero, Peter Copping. Discreto.

También la alfombra roja hace posible realizar sueños. Patricia Arquette llevaba el vestido que le había hecho la amiga a quien prometió cuando eran niñas el honor de vestirla si algún día era nominada. La actriz llegó con toda su familia, incluida su hermana Rosanna.

Y Dakota Johnsson, vestida de Heidi Slimane, lo hizo con su madre, todavía reticente a ver 50 sombras de Grey, como lo estan Banderas, Don Johnsson y su abuela Tippi. Por cierto, contaba que estuvo en los Oscar de pequeña cuando el actor malagueño le entregó el premio a Almodóvar. Melanie coincidió en la fiesta de Vanity Fair con su ya ex, y aunque la relación es cordial, parece que a la actriz no le hace gracia la nueva relación de Banderas. Hace unos días lo dejó claro en las redes: «¿Estás con mi ex, guay, me estoy comiendo un sándwich, ¿quieres las sobras?», escribió.
Diseño sin título
Gwyneth Paltrow debió acordarse también del pasado, de cuando recogió su Oscar, porque volvió a elegir el tono rosa, pero ahora con flor incluida y mucho más refinado. De Ralph&Russo.
Diseño sin título (1)
Dos actrices con K no dejaron indiferente a nadie. El Valentino de la embarazada Keira Knightley y el cinturon rojo del Louis Vuitton de Kidman. Si buscaba que se hablara de ella, lo consiguió.

Entre las menos acertadas, la protagonista de Boyhood, Lorelai Linklater i Jessica Chastain.

Vimos demasiadas princesas, incluida Rita Ora, con un excesivamente obvio diseño de Marchesa. Cuando cantó lució un collar de serpiente similar al Bulgari que Naomi Watts utiliza regularmente en las alfombras rojas.
Jennifer Lopez fue de ella misma, explosiva, y aseguraba que para las fiestas posteriores se cambiaría para estar más cómoda. Ya, ¿más cómoda? Como Klum, Irina i Ora. Mostrar piel está de moda, o te pone de moda.

Y entre tanto volumen de falda y niña buena, Scarlett Johansson trajo un soplo de aire fresco europeo, con su pelo rapado en los laterales y sus multipendientes. Superdelgada, aunque hace poco que ha sido madre. En su estilo se nota que su chico es parisino. Ella es el símbolo de la modernidad femenina en una noche en que Julianne Moore puso la guinda a la causa assegurando: «Me han dicho que el Oscar te da 5 años más de vida. Si es verdad quiero agradecérselo a la academia porque mi marido es cinco años más joven que yo». Un comentario muy del siglo XXI.
 
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